jueves, 30 de agosto de 2007

Yo quisiera ser civilizado como los animales...

Hacía días que no me animaba a escribir en el blog. Me había inundado una especie de apatía, o vaguería, o falta de inspiración... Cada uno que lo llame como quiera. Me he analizado y creo que lo que pasa es que me he tomado muy a pecho eso que comentaba en el anterior post. Me he enganchado a no hacer nada. Tengan cuidado porque crea adicción!

El caso es que hace unos minutos leyendo la prensa en internet me soprendía una noticia. Una de esas curiosidades que te hace esbozar una sonrisa, una de esas noticias que seguro recogerá el informativo de las 15 horas de Antena 3 TV. Agárrense, la multimillonaria neoyorquina Leona Helmsley, recientemente fallecida, ha dejado 12 millones de dólares a su perrita "Trouble"! Lo que añade aún más sorna a este caso es que, por contra, ha desheredado a dos de sus cuatro nietos, jajaja. Perdón por reírme de esta manera, pero es que para mí esto no es sino la ilustración del paradójico mundo que habitamos. La historia tiene más de moraleja que de otra cosa, porque ya me dirán ustedes cómo va a administrar un perro una fortuna... Seguro que ahora se fundirá la VISA ORO en collares de perlas o dejará el pienso y se pasará a la chuleta diaria.

La vieja Helmsley ha querido dar un escarmiento a sus nietecitos y reconocer la labor de compañía y amor sin condiciones de su mascota. Y es que en el planeta que habitamos, hay animales con más alma que algunos que se autodenominan "personas".

Podéis ver a "Trouble" en la siguiente dirección, seguro que más de uno ya está pensando en cómo dar el braguetazo... http://www.elmundo.es/elmundo/fotos_gente/2007/08/29/index_14.html

domingo, 5 de agosto de 2007

El placer de no hacer nada

Hace pocos días que me he incorporado a la realidad. Durante 10 días he disfrutado del placer de no hacer nada. Las playas del sur han sido las protagonistas de mi inactividad. Estepona y Cádiz mis destinos y la hamaca mi vehículo de disfrute.
Durante una de mis lecturas playeras recalé en un artículo muy interesante. En él se recogía esa manía que tenemos los habitantes del siglo XXI de mantenernos continuamente ocupados, como si tirarnos al sofá a no hacer nada fuera una pérdida de tiempo. Su autor, un psicólogo cuyo nombre no recuerdo, reivindicaba esa necesidad de "perder el tiempo" de vez en cuando.
Tenemos asumido que el espacio que no rellenamos con actividades que calificamos de "productivas" es tiempo que ya no recuperamos en nuestra vida. ¡Pues yo reivindico la pereza!
Nos quejamos de esos padres que apuntan a sus niños a ochopocientas actividades extraescolares para estimular su desarrollo, pero nosotros vivimos con ese mismo estrés.
Estos 10 días fuera de Madrid me han ayudado a comprender que se puede uno tocar las narices y ser feliz, que de vez en cuando hay que vivir el presente y disfrutar de los detalles que nos ofrece la vida. Detalles que nos perdemos porque no queremos perder el tiempo. El tacto de la arena, el sabor a sal en los labios, el sol en tu piel, terminar un autodefinido, unas risas sin razón, conversaciones sin fin, recuerdos... El futuro está ahí, pero si nos dedicamos demasiado a prepararnos para afrontarlo, nos perderemos lo que nos ofrece el presente. ¿De verdad estás dispuesto a eso?
Yo no.
Recomendación: El artículo que nombro en este texto aparece en la revista Mente Sana del mes de julio, editada por Jorge Bucay.